lunes, 11 de febrero de 2008

Nuestro acervo rural en la poesía sannicoleña


NUESTRO ACERVO RURAL EN LA POESÍA SANNICOLEÑA
de Miguel Julio Perret (Yaguarón Ediciones, 2006, pág. 40/45)


El poema inédito de Miguel Ángel Migliarini, “Bendición del campo”, nos trae la biología de la naturaleza y su gente. La tierra aparece como una metáfora de los logros del campesino, es, por lo tanto, la transfiguración sin el sentido de imitación de la vida, la imagen plástica del surco en presencia del bloque de la tierra, de lo primordial a lo expresado en verso.
La esencialidad de la vida vegetal, los trigales y los linares, en un ordenamiento de secreta armonía frente la hecho artístico, instan al poeta a enunciar en su acento los brotes fecundos que encierra el circuito del campo en sus surcos al aire y al sol, esa cercanía del horizonte y del cielo, y el agua que apresura su murmullo cuando del maizal aflora un canto de paz. El suelo da sus frutos entre la luz y el aire, testigos silenciosos de la naturaleza que calla sus tributos, y son el hombre y el arado, los confidentes de un mundo natural de beatitud y sinceridad.
“Bendición del campo”, es la relación noble e interna de la gente de las zonas rurales, donde la espera y el sacrificio son signos de lealtad a la vida, es dotar a la existencia de sus mayores emblemas.
Miguel Ángel Migliarini revela un agudo poder de observación por sus hábiles sugerencias que tienden a vislumbrar el gozo de sembrados que crecen en silencio, y nos invitan a un “retiro espiritual” que nos rescata del mundo que nos rodea. Un mensaje lícito lleva su poema, sostenido por un sentimiento celebratorio por la manera en que conjuga sus valores simbólicos. Todo responde al principio vital de los cultivos, y hombre circunscripto a los límites de una extensión perfectamente determinada.
El poeta ha ido construyendo un tejido lírico de acaba continuidad, que tiene en las estrofas finales un fin alentador, el del amor y la esperanza que se da en la mesa familiar alrededor del pan de cada día. Se transcribe a continuación el poema comentado:

BENDICIÓN DEL CAMPO

Alumbra en estos campos el amor a la vida,
late una paz de agua sensitiva...
Antonio de la Torre

Entreabrir los ojos
despiertan los sonidos
del campo amaneciendo.
Retazo de cielo
espigas de trigal
piedad de la harina.

Madrugada lluviosa
alcancía de sauces
murmullo vegetal.
La ofrenda del agua
fecunda mazorcas
en la paz del maíz.

Suspiro de aire fresco
enarbola en los surcos
la prisa del sol.
Redención del suelo
los frutos maduros
despiertan de luz.

Ubérrimas venas
simiente y amor.
Se nutren las melgas
con tesón y arado
exudando el hombre
su agrario soñar.

Razón polifónica
la mesa servida.
La familia reunida
después de la faena
y rezo que bendice
el cotidiano pan...


La materia prima con que ha trabajado Miguel Ángel Migliarini, la ha sacado de muy adentro suyo, desde un estado de conciencia subjetiva, un modo muy particular de hacer salir lo que llevamos semioculto en el corazón.
La calma aparente que sus versos trasuntan, deviene en un resultado conmovedor que nos hace prescindir de lo supuesto, ya que el paisaje afecta nuestra sensibilidad más allá de lo que la escritura deja trascender. No es el caso de Migliarini permanecer impasible, va en busca de una sensación totalizadora que salpique todo sus razonamientos por un núcleo activo que se alimenta de un misterioso centro de gravitación donde lo esencial cobra intensidad como una proclama de alto despliegue emocional. Eso sí, el poeta transforma las posibilidades de orientar nuestras inquietudes por medio de un pathos nostálgico que planifica la actitud encantatoria del lenguaje, por medio de una concertación verbal que resuena como un eco de afectividad hogareña.

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